martes, 18 de marzo de 2014

Chopard, L.U.C 1963

Elegancia, precisión, pureza de líneas, el L.U.C 1963 se inscribe en el linaje de los grandes cronómetros de antaño. El reloj se dedica a lo fundamental: dar la hora más exacta, la más clara y la más bella. Impuesta su forma por un movimiento de carga manual con Punzón de Ginebra, su esfera ocupa la casi totalidad de una amplia caja de oro rosa. 2014 marca 50 años de la familia Scheufele al frente de chopard. Este 50 aniversario se ve dignamente celebrado a través de un reloj de imponente presencia y cuyo clasicismo no es más que aparente.

Los cronómetros suizos de antaño han representado la búsqueda de progreso y de precisión de la relojería. Aquellos modelos de bolsillo de gran tamaño estaban dedicados a la regularidad de la marcha, pero, al mismo tiempo, forjaron una estética depurada que ha hecho escuela. Esta doble tradición es la que ha querido representar Chopard en el L.U.C 1963. Este reloj de pulsera equipado con un movimiento de reloj de bolsillo, desciende en línea directa de los cronómetros que Chopard producía todavía en 1963. Fue aquel el año en el que la familia Scheufele realizó la adquisición de la sociedad ginebrina Chopard. Karl-Friedrich Scheufele, co-Presidente de Chopard, explica la iniciativa : « Nosotros hemos tenido una intención muy clásica al recordar aquellos relojes que hacía mi padre en los primeros tiempos : siempre esferas blancas con números romanos en negro. La estética clásica de aquella época era la que cultivaba mi padre. »


L.U.C 1963 : homenaje a la bella relojería

El L.U.C 1963 es una pieza de alta relojería de importante contenido afectivo. Rinde homenaje a la tradición de la Alta relojería, anclaje estético y técnico de Chopard, así como al espíritu de la cronometría, a la que Chopard está profundamente unida. En efecto, Chopard es un habitual receptor de la certificación del COSC (Control Oficial Suizo de Cronometría) y un beneficiario esencial del prestigioso Punzón de Ginebra. El L.U.C 1963 posee estas dos certificaciones, testimonios independientes del buen hacer que caracteriza a los talleres de la Manufactura Chopard.


La caja del L.U.C 1963 concilia elegancia y gran tamaño. Sus asas, ligeramente separadas de la caja de 44 mm de diámetro, abrazan la curva de la muñeca. Los laterales de la caja, de oro rosa de 18k, son abombados y están cepillados, mientras que el bisel, fino y redondeado, está pulido. La esfera blanca es de tipo porcelana, traslúcido y puro. El segundero pequeño a las 9h, las agujas “dauphines”, los números romanos negros y la minutería en vía férrea son asimismo referencias directas a los cronómetros de la “belle epoque”. Pero cada uno de estos elementos ha sido trabajado de nuevo. El segundero pequeño sobrepasa ligeramente la vía férrea. Presenta unos índices en números árabes de color rojo, de presencia alegre pero discreta. Las agujas “dauphines” son propias de las nuevas colecciones L.U.C. Los números romanos encajan perfectamente con la rotundidad de la esfera y juegan entre barras gruesas y finas. En cuanto a la minutería en vía férrea, está formada por raíles negros continuos, pero sus traviesas no los tocan, con el fin de aligerar este elemento que estructura la apariencia del L.U.C 1963. Sin embargo, el detalle más sorprendente de esta esfera es su tamaño : ocupa la casi totalidad del diámetro del reloj. Esta gran esfera de 36.7 mm es una consecuencia directa de la presencia del calibre L.U.C 63.01-L.

Un calibre derivado del calibre Escuela de la Escuela de Relojería de Ginebra (EHG)
del calibre L.U.C 06.01-L. Este último ha sido desarrollado en asociación con la Escuela de Relojería de Ginebra y se presentó en 2010 con motivo del 150 aniversario de Chopard en el modelo L.U.C Louis-Ulysse Chopard - The Tribute. Con 38 mm de diámetro, el L.U.C 63.01-L es un gran movimiento. Sin embargo, sigue siendo sencillo en cuanto a su arquitectura, dictada por la ausencia de complicaciones, puesto que, conforme al espíritu de los cronómetros, el L.U.C 1963 no indica más que las horas, los minutos y los segundos. El tratamiento bicolor del calibre sorprende a primera vista. La alternancia entre el color oro y el color acero acentúa los contrastes y la tridimensionalidad del movimiento. Esta bicromía hace destacar el apretado perlado de la platina, la parte baja y dorada del movimiento y los puentes, que destacan sobre el fondo de cristal de zafiro. Están realizados en alpaca, una aleación más noble que el latón, pero más delicada de trabajar: cualquier raya que se produzca es irremediable. Estas elecciones no son solamente estéticas, se unen a una gran eficacia técnica. Así, la amplia curva de la raquetería de cuello de cisne no es solamente bella, sino que permite un ajuste fino y firme de la marcha del reloj.


Chopard trabaja todos sus calibres L.U.C en la línea directa de la gran tradición relojera. Así, la Casa considera que la terminación de los movimientos es tan esencial como su construcción mecánica. Perlado, achaflanado, côtes de Genève y pulido son extensivos y están realizados a mano en los talleres de la Manufactura Chopard. De este modo el L.U.C 1963 recibe todas sus cartas de nobleza, como demuestra el prestigioso Punzón de Ginebra, que no se concede más que a los relojes que presentan el nivel más alto de calidad estética y mecánica. El L.U.C 1963 es decididamente una pieza aparte dentro de las colecciones L.U.C por su naturaleza y por su espíritu. A pesar de esto, solamente se van a producir 50 ejemplares dedicados a los amantes de la alta relojería clásica.

Más información sobre www.chopard.com

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