Hace solo un año prácticamente ninguno de los grandes relojeros suizos creía en los relojes inteligentes. Sin embargo, con la presentación oficial de Apple Watch, el sector se reorganiza. La industria suiza cuenta con una serie de ventajas de las que echará mano en la guerra de titanes que se avecina.
Es un hecho: el reloj inteligente ‘hecho en Suiza’ está por llegar. La pregunta es cuándo exactamente. Los primeros modelos, como los que presentará el grupo Festina Suisse, se conocerán en Baselword, el más grande salón relojero mundial que abre sus puertas el próximo 19 de marzo en Basilea.
Reticente durante años a esta aventura, Nick Hayek, presidente de Swatch, el principal grupo relojero del mundo, anunció en febrero que su primer reloj inteligente estará en el mercado antes de junio.
Otros grupos relojeros suizos también se han sumado a la carrera. Tag Heuer presentará antes del cierre del 2015 un reloj que se conectará a Internet (ver recuadro). Jean-Claude Biver, director interino de la firma, cambió por completo su discurso y afirmó recientemente: “Estoy convencido de que el reloj mecánico suizo de más de 1 000 francos no tiene de que inquietarse. Pero en la gama de precios inferiores, los relojes inteligente representan hoy una gran competencia para la relojería suiza”.
Capacidad de reacción subestimada
Hace apenas un año, Xavier Comtesse, creador del círculo de análisis y reflexión ‘Watch Thinking’se contaba entre los observadores que juzgaban severamente el desinterés de la relojería suiza por sus nuevas versiones inteligentes. Hoy se siente más tranquilo. “Todos los directivos, o casi todos, han cambiado de opinión. Y no es palabrería, simplemente han constatado a lo largo de los últimos meses que Suiza cuenta con un colosal acervo tecnológico y que está mejor preparada que California para imponerse en este mercado”.
En el Centro Suizo de Electrónica y Microtécnica (CSEM) de Neuchatel –que trabaja desde hace 15 años en la miniaturización de las tecnologías destinadas a ser portadas por el ser humano- prevalece el mismo espíritu. “Los medios y analistas financieros subestiman la capacidad de reacción de la relojería suiza. Suiza tiene todo el bagaje microtécnico y electrónico para producir relojes inteligentes de alta calidad y gran estética”, afirmó Jens Krauss, responsable de esteproyecto de investigación dentro del CSEM.
Conservador, añadió que el microcosmos relojero prefirió aguardar a conocer lo que preparaba este mercado en el mundo antes de dar un paso al vacío, ya que sigue siendo un mercado que involucra a un pequeño segmento de la población que es tecnófilo. “Y fue una actitud muy inteligente”, opinó Jens Krauss.
Para él, pese a los anuncios espectaculares de los gigantes electrónicos, lo único cierto es que hasta ahora ningún reloj inteligente ha conseguido convencer totalmente a los consumidores. "Este tipo de producto, tal como lo han definido Samsung y Apple, es simplemente un smartphone que se porta en la muñeca. Pero no tiene nada de revolucionario y sus funciones no satisfacen aún las necesidades de los consumidores“, dice el ingeniero del CSEM.
El Ferrari de los relojes
Después de haber visitado durante dos meses un amplio abanico de grupos relojeros y empresas digitales estadounidenses, Xavier Comtesse tiene una idea mucho más precisa sobre el reloj inteligente del futuro. “Será una especie de control remoto que permitirá gestionar objetos cercanos como el coche, el ordenador o las casas inteligentes, al tiempo que permitirá hacer pagos al banco o al supermercado“, refiere.
Y justo en esa dirección parece moverse Swatch, que negocia una asociación con Coop y Migros, las dos principales cadenas de autoservicio de Suiza, para la realización de pagos móviles. Claude Biver, por su parte, es mucho más reservado sobre sus planes. “Nuestros relojes inteligentes se diferenciarán de la competencia ofreciendo más funciones que los otros, pero preservando el ADN de la marca Tag Heuer”, expresó.
Frente al poderío financiero de los gigantes 2.0, el reloj suizo tiene tres grandes ventajas, en opinión de Xavier Comtesse: su eficiencia energética, su durabilidad y la experiencia del sector en los artículos de lujo. "Hay que permitir a Apple producir el ‘compacto’ de los relojes inteligentes para concentrarnos en la manufactura de los ‘Ferrari’ de esta industria. La gente está cansada de objetos que deben recargarse y reemplazarse todo el tiempo”, dijo.
Los relojes híbridos… ¿son el futuro?
Con respecto al tema capital del consumo de energía, hay varias soluciones que se esbozan en Suiza. En Vaucher, una empresa especializada en la producción de movimientos, se estima que el futuro está en la asociación entre movimientos mecánicos e interfaces electrónicas para los relojes. Esto permitiría preservar el amplio conocimiento y experiencia característicos de la relojería suiza al tiempo que devolvería al reloj su condición original de herramienta útil para el hombre.
“Al igual que el dínamo de una bicicleta, el movimiento automático del reloj será accionado por los movimientos espontáneos de la muñeca, alimentando de forma constante una batería que permitirá que funcione la interfaz del software del reloj. Con ello, el problema de la débil autonomía de los relojes inteligentes quedaría resuelto”, dijo Takahiro Hamaguchi, jefe de Desarrollo de la empresa de Neuchâtel.
Este tipo de generadores se han desarrollado ya enVaucher Manufactures, precisó Hamaguchi. “Solo nos falta encontrar los socios interesados, en Suiza o en el extranjero, para desarrollar relojes híbridos”.
Mal uso de las patentes
La energía solar ya se utiliza para recargar el Tissot T-Touch y también es una alternativa que se analiza para extender la duración de las baterías. Una opción que también interesa a Swatch. Pero para la mayoría de los expertos, la verdadera clave para sacar el máximo provecho a la batería de estos relojes será que el usuario elija sabiamente las aplicaciones que descarga –dado el consumo de batería que implican muchas de ellas- mientras se dan nuevos pasos en este ámbito.
Y hablando de avances, al CSEM -un centro de investigación dedicado íntegramente a la trans
ferencia de tecnología hacia la industria- acuden actualmente empresas de todo tipo. "Las multinacionales, pero también los relojeros suizos muestran un interés creciente por nuestra tecnología y por nuestras patentes", dice Jens Krauss.
El ingeniero advierte, no obstante, que algunos gigantes de la electrónica han soslayado las patentes de la CSEM a la hora de producir sus relojes inteligentes. "No vamos a entrar en batallas legales porque no es nuestro papel".
Pero “estas grandes empresas no están innovando, están simplemente recomprando tecnologías y pequeñas empresas ya existentes. Y es justo en el dominio de la innovación permanente donde Suiza podrá jugar sus mejores cartas en el futuro”.