Tokio, 16 jun (EFE).- El Museo Casio de Tokio ofrece estos días un nostálgico recorrido por los relojes más icónicos del fabricante nipón, precursor de los "smartwatch" y referente tecnológico de los 80.
Una exposición recoge desde el pasado 10 de junio y hasta el 24 de julio relojes de pulsera retro -con calculadora, sumergibles y pantalla táctil-, por entonces considerados vanguardistas, que comparten espacio en el museo con artilugios de la marca como calculadoras arcaicas y pianos electrónicos.
Casio fue pionero en la implantación de muchas de las funciones que hoy incorporan los cotizados relojes inteligentes (calendario, libreta de contactos, diccionarios, GPS).
El tiempo parece haberse detenido en el añejo hogar del inventor Toshio Kashio (1925-2012), una modesta casa de paredes y suelos de madera situada en Seijo, en el barrio tokiota de Setagaya, donde todavía hoy se conserva el estudio del nipón.
Sobre la mesa se acumulan algunos de sus objetos personales, notas y fotografías.
La primera calculadora eléctrica compacta del mundo, del tamaño de una mesa, convive con instrumentos musicales electrónicos y los innovadores relojes que revolucionaron los años 80 y 90.
Sus manecillas continúan paradójicamente girando en este espacio atemporal para atestiguar el irrefrenable paso de los años.
El Museo Memorial de la Invención Toshio Kashio abrió sus puertas el 15 de mayo de 2013, en el primer aniversario del fallecimiento del inventor japonés, que en vida llegó a registrar nada menos que 313 patentes.
Cautivado por la brillante mente del estadounidense Thomas Edison, un jovencísimo Kashio decidió a los seis años que quería ser el padre de creaciones que el hombre no hubiera visto jamás.
La creación de la 14-A en 1957, la primera calculadora eléctrica compacta del mundo, marcó la fundación de Casio, que el nipón estableció junto a sus tres hermanos, Tadao, Yukio y Kazuo, quien actualmente preside la empresa.
Expuesta con orgullo en la primera habitación del museo, sus 341 relés continúan operando hoy, explica a Efe Satoko Matsumura, del departamento de Relaciones Pública de la compañía.
Pero si hay algo por lo que es mundialmente conocida la firma nipona es por sus relojes, de los que lleva vendidos más de 1.300 millones de unidades en todo el mundo.
A la memoria de los nostálgicos acudirá la imagen de esos dispositivos digitales de pulsera con carcasa negra perfectos para los exámenes de matemáticas y para zambullirlos en la piscina.
"Casio fue pionero en la implantación de muchas de las funciones que hoy incorporan los 'smartwatch' (relojes inteligentes), como calendarios, libreta de contactos, diccionarios, medidores cardíacos y GPS", cuenta Matsumura.
El modelo "QWO2-10" de 1974, el primero del mundo con función de calendario, luce junto a otros ejemplares que incorporan sensores para medir la velocidad o las calorías quemadas al correr, apagan la televisión y el reproductor de vídeo o incorporan un termómetro infrarrojo, todos lanzados antes de la segunda mitad de los 90.
Masayoshi Okuyama, ingeniero asesor de Casio, los manipula con manos diestras.
Sensor de rayos UV, cámara de fotos, grabadora... Incluso desarrollaron un modelo magnético capaz de indicar un punto cardinal establecido, "perfecto para que los que profesan la religión del islam sepan siempre dónde esta La Meca", señala Okuyama.
Aunque Casio solía centrar su producción en estos relojes digitales multifuncionales, la estrategia de la compañía dio un giro en 2004.
"Decidimos priorizar el desarrollo de relojes analógicos con funciones digitales", añade Matsumura.
Esta línea de negocio, asegura, ha permitido a Casio reportar en el último año "las ventas más altas de la casa" con 153.000 millones de yenes (1.100 millones de euros/1.238 millones de dólares).